Mientras usas tus músculos durante, e incluso después del ejercicio, se secretan una gran diversidad de hormonas que afectan a todo tu cuerpo. Las hormonas controlan distintas rutas metabólicas, necesarias para la producción de energía, el desarrollo muscular y la reducción de grasa. Las principales hormonas involucradas en el ejercicio físico son:
Adrenalina y noradrenalina: ayudan a elevar los niveles de glucosa en sangre, aumentan la presión arterial y el flujo sanguíneo, estimulan la sudoración y la función muscular.
Cortisol: La producción de cortisol durante el ejercicio tiene efectos positivos. Dado que mejora la disponibilidad de energía para que pueda ser utilizada por las células. Cuando las células han utilizado la energía necesaria, los niveles vuelven (en teoría) a la normalidad.
Testosterona: el ejercicio físico mejora los niveles de testosterona porque disminuye la grasa y su actividad de destrucción de testosterona. Por otro lado, el ejercicio físico aumenta la expresión de receptores de testosterona en el músculo. Es decir, le sacamos más provecho a nuestra testosterona. A su vez, la testosterona tras el ejercicio físico induce un aumento del anabolismo muscular.
Hormonas de la felicidad: Las hormonas conocidas como “hormonas de la felicidad” suelen ser producidas durante el ejercicio: dopamina y serotonina, endorfina y encefalina así como los endocannabinoides contribuyen en las sensaciones de bienestar y euforia actuando como neurotransmisores en nuestro cerebro.
Péptido YY (PYY): En las sesiones aeróbicas, los niveles de ghrelin bajaron y se incrementaron los de péptido YY, indicando la supresión de apetito. Sin embargo, con el ejercicio anaeróbico la hormona ghrelin disminuyó sus niveles, lo que indica la supresión del apetito, pero los niveles de péptido YY no variaron significativamente.